Mi experiencia parte después de acabar el módulo, en el que los años seguidos he estado trabajando en las escoletas públicas del Consell Insular.
En referencia a
mi trayectoria académica, empecé estudiando un módulo de educación infantil de grado
superior. La decisión de estudiarlo fue porque, por una parte, desde que era
pequeña me han gustado los niños pequeños, y por otra parte, sentía curiosidad
por poder obtener un trabajo de estas circunstancias, en contacto con los niños.
Años más tarde, cuando empecé a trabajar con ellos, me di cuenta que realmente
me gustaba mucho y era un trabajo que me llenaba plenamente; fue entonces
cuando me pregunté, ya que me gustaba tanto mi trabajo, por la posibilidad de
estudiar la carrera de magisterio de educación infantil. Por lo tanto, aquí
estoy, estudiando una carrera de lo que me gusta. Para finalizar, solo añado
que siempre he estado en contacto con los más pequeños, ya fuesen mis hermanos,
primos, amigos…. De ahí mi faceta de querer trabajar con ellos e interesarme
por este mundo de la educación infantil. De hecho, creo que instintivamente
buscaba extraer fuera de mi ser todas las posibilidades y competencias, y
llegar a realizarme en algo que me gustaba mucho. He trabajado con niños y
niñas de edades infantiles, desde los cero a tres años.
Como experiencia relevante, puedo decir que, al
principio, observaba cómo lo hacían las demás compañeras y surgía el
sentimiento de inferioridad, esto afectaba a las competencias internas (las
decisiones, inseguridad, mostrar una actitud flexible y firme,…..).
Cierto es que debes mostrar un equilibrio entre lo
que piensas en ese momento y qué explicas al niño en un momento de conflicto,
muchas veces complicado ya que se debe mantener una actitud tranquila, el
mostrarte segura y convencida ante la decisión que vas a tomar, así como
también mostrarnos flexible pero a la
vez firme para que el niño comprenda que la maestra no puede tolerar ese tipo
de actitud, muchas veces incomprensible para éste. Pienso que, en los primeros
momentos en que trabajas con niños infantiles y la presión que sientes cuando
tienes delante de ti la competencia (responsabilidad) de extraer positivamente
un aprendizaje para el niño y su evitación en un futuro, y sobre todo de no
fallar, cuando no tienes experiencia previa, ésta se ve distorsionada ante la
falta de experiencia de tener que poseer el control de la situación y que ésta
no se nos desborde, da al niño una imagen de vulnerabilidad que éste aprovecha
para “intentar” averiguar hasta dónde puede llegar….
Por otra parte, pienso que hay, durante la jornada,
hay momentos en los que los niños comparten muchos juegos, muchas comidas
juntos y aprovechan para relacionarse y dejar a un lado la presión de los
adultos.
Pongo por caso una vez, cuando una niña se le quedó el pie atascado en una silla y no
podía sacarlo. Tenía la manía de subir encima de las sillas, voltearlas y al
bajar el pie se le deslizó; al notar que no podía salir, clamó mi atención para
que acudiese en su ayuda y le liberase, gimiendo; sin embargo, creí que era una
buena ocasión para que la niña saliese por sí sola de ese embrollo, de manera
que hablando, de manera calmada y segura, positivizando la situación que debía
ser ella quien lo hiciese, como así sucedió, probando y moviendo su pie logró
liberarse.
Como expectativa próxima y futura, supone un reto
personal el hecho de tener una titulación que me permita ejercer las labores de
una maestra en una escuela infantil, de modo que también abarque las habilidades
y desempeño de dichas funciones educativas
en un marco positivo de desarrollo integral en los alumnos y alumnas.
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