domingo, 31 de marzo de 2013

Día de observación en clase, partiendo del caso de Susana.


El caso que voy a proceder a describir  se ubica en un centro educativo infantil  de niños en edades comprendidas de cero a tres años. En concreto, el aula observada tiene niños de 2 - 3 años, y son en total 17 niños, entre los que hay un niño que presenta NEE  (lo llamaremos Mikel).

 
ESCENARIO DE LA ACTIVIDAD

El escenario donde se lleva a cabo la actividad es el aula. En ésta, con bastante anterioridad, la maestra ha preparado los materiales que se van a emplear para la realización de la actividad. Ésta será una actividad plástica, en la que un grupo pequeño de niños pintará con distintos utensilios:

-          brochas

-          pinturas de colores varios

-          platitos en los que depositar la pintura

-          rodillos

-          pinceles

-          batas

-          esponjas

-          mantel para la mesa

-          purpurina

 En el día de hoy, vamos a llevar a cabo dos actividades, que realizaremos en pequeño grupo: hay 16 niños, de los cuales la mitad irá a realizar una actividad al aula de psicomotricidad, y la otra mitad se quedará en clase para la realización de la actividad programada del día.

 Hemos comenzado el día con la llegada de los niños a la clase;  poco a poco, van llegando los niños a clase, acompañados de sus padres, y a los que animadamente voy saludando cariñosamente y acogiendo, aún no todos están despiertos y otros tienen restos de migas de su desayuno; Almudena  tenía ganas de venir y se despide de su madre con energía y deprisa, para entrar a jugar a los puzzles con los demás niños; Pablo (primo de Almudena) la ve y directamente entra sin despedirse de su madre; Inés, Marta y María acuden con su padre y efusivamente le dan un beso en la mejilla y les dicen que ya se pueden ir, que van a jugar con los otros;  Marc se muestra molesto y algo perezoso, y se refugia en el regazo de su padre antes de decidir dejarle ir (reclama su atención en ese momento), …..

Los padres, a su vez, me dan distintas informaciones; hoy Sergio no ha dormido bien, más bien poco porque se quedaron hasta tarde por un cumpleaños al que asistieron; Lucía tiene cita con el pediatra y vendrá su madre a recogerla un poco antes,…..

 De esta manera, paulatinamente, van llegando los niños,  hasta que llega la hora de cerrar, a las 9:30 h. Hoy, el único alumno que no ha acudido a clase es Mikel, porque está malito, según ha comunicado su madre a través de una llamada telefónica al centro escolar educativo.

Cuando los niños han acabado de realizar sus hábitos, y están preparados para ir a la sala de psico de la mano de la otra educadora, los niños que van a realizar  la actividad en el aula se van preparando poniéndose la bata y sentándose alrededor de la mesa, ya preparada.  Esta actividad la realizarán 6  niñas, es decir, en pequeño grupo.

Una vez que se han sentado, la maestra coloca el material en la mesa; los platos contienen la pintura, (que sitúa en el centro de la mesa para que todos puedan acceder) y les da una brocha a cada uno de los alumnos. Antes de comenzar la actividad, se les explica las normas sencillas (no interrumpir la actividad al compañero o molestarlo, no pintar las sillas sino el papel de la mesa, si se quiere otra vez más color se pide a la maestra, etc), y a continuación empieza la actividad.

 Las protagonistas son seis niñas (por supuesto, nombres inventados): Abril, Marina, Rosa, Azucena, Gisela, Aisha. Todas disfrutan de la actividad en silencio, casi parece que no hay alumnas en la clase; cogen el pincel, lo mojan de pintura, de vez en cuando lo mezclan con otro color y lo imprimen en el papel, tan fuerte que a veces se rompe. A pesar de las indicaciones de la maestra, de no estampar fuertemente el pincel contra el papel porque se puede romper, parece que su intento fracasa a la hora de la impresión.



 


Las niñas continúan  pintando tranquilamente, cada una de ellas concentrada en su tarea. De fondo suena una música tranquila, y pienso que eso les hace que su estado de ánimo se muestre de manera relajada e incita a seguir así durante el tiempo que dure su actividad. Poco a poco, sin apenas darse cuenta, alguna de ellas habla en voz alta para sí misma sobre lo que le gusta pintar, por lo que este hecho hace que otra alumna se una a ella y le responda afirmativamente, enlazando su conversación. Sutilmente, se da otro espacio de silencio que da pie a que otra niña, muy tímida para entablar conversaciones con otros, exprese de manera animada y señalando su dibujo la alegría que le proporciona esta actividad, ya que en su casa también pinta mucho, y lo hace saber a sus compañeras; éstas miran hacia el dibujo que hace, lo observan y afirman que les gusta, pero inmediatamente vuelven su atención a lo que están pintando.

Una de ellas, Abril, se da cuenta que, pintando con el rodillo, se pinta la mano, y deja el rodillo a un lado para observarlo, aunque minutos después sigue pintando. Otra niña (Azucena) presiona el rodillo en la pintura naranja durante unos segundos, observa que se ha manchado y con el dedo se intenta quitar la mancha. Poco después, sigue pintando.
 
En cuanto al ambiente de grupo, comparten un mismo espacio y también el material (el plato donde está la pintura lo comparten entre dos).

Una de las niñas (Gisela) prueba la pintura y al no gustarle el sabor no vuelve a intentarlo. Mientras tanto, Abril se pone a tararear una canción mientras pasa el rodillo por su espacio de papel, lo levanta y llama la atención de la maestra para que vea lo que está haciendo.
Por otra parte, Azucena, en cuanto se percata que no tiene más pintura en su plato, se inclina para coger del otro plato de sus otras de sus compañeras, y dice: “¡Mira!”, intentando llamar la atención de la maestra para que observe que ha cogido pintura, y se dispone a seguir pintando en el espacio de otra compañera, a la vez que tararea una canción; Marina, que lo observa, le dice tranquilamente: “A la meua no”, por lo que Azucena vuelve a tu sitio y continúa.





La maestra, observando la escena grupal, les dice que lo que están haciendo está quedando muy bonito. Se oyen tarareos de Abril mientras pinta.
La maestra les enuncia que pueden pintar por todo el espacio, pero no interfiere en cómo deben hacerlo.
Enseguida, Azucena se da cuenta de los espacios en blanco y pasa su rodillo por ahí: “¡Mira!”, exclama una alumna.
Sigue la maestra preguntándoles el color con el que están pintando, y si quieren que ponga más cantidad de colores, a lo que todas responden que sí, más colores. Aisha suele ser más tímida y sigue pintando sin decir nada ni interactuar con nadie.
Azucena tararea una canción mientras pinta, y cuando observa el dibujo que está haciendo Rosa,  al poco exclama: “Ui, què bonic!!”, a lo que ésta le sonríe.
De repente, Abril imprime su mano en la pintura y, observando cómo queda su mano pintada, Azucena repite lo mismo. Abril se pinta más, si cabe, la mano y Marina les copia. El resto de compañeras sigue atareada pintando con los rodillos.
La maestra les pregunta si está fresquito y le responden sonriendo. Otra pregunta que realiza es si está suave y ellas no le responde, debido a su grado de concentración. Meten las manos en el plato y descubren sensaciones nuevas.
Las tres niñas imprimen sus manos en el papel  y se dan cuenta de las posibilidades que esta manera de pintar les ofrece.

Abril moja sus manos en pintura y las enseña a su maestra. Ésta les dice que pueden estampar sus manos en el papel y así lo hacen dos de ellas.




















Otras dos niñas siguen pintando con sendos rodillos, ya que no les interesa “ensuciarse” las manos. La maestra les pregunta si les gusta hacerlo, y acto seguido las niñas vuelven a plasmar sus manos. Al no tener más pintura en la mano, coge su rodillo y se la pinta. Aisha mira impasible la escena, pero al cabo de pocos minutos después sigue con su tarea, haciendo caso omiso cuando la maestra le pregunta si quiere también pintar con las manos. Mientras,  Rosa sigue pintando con su rodillo, concentrada en su quehacer. Aisha pronto se cansa de pintar y anuncia a la maestra que ha terminado, y se va con ésta a lavarse las manos y parte de la cara que tiene manchadas, se quita la bata y se dirige  a la zona de juegos del patio interior.

Al cabo de unos minutos, Azucena mete la mano dentro del plato de pintura, sintiendo que  le produce placer sentir la mano mojada y pudiendo manipular a su antojo; al momento, esparce rítmicamente y sin prisa, de manera circular, la pintura por todo el espacio, sin invadir el de otros, repitiendo la operación varias veces. Sus compañeras siguen pintando ajenas a lo que hace ella. Marina da golpecitos en la pintura que ha agolpado en un rincón para que se quede en ese espacio, y Abril sigue estampando con sus manos; Rosa sigue con el rodillo y Gisela parece que ha finalizado su tarea, aunque no se decide.

La maestra ofrece purpurina y varios materiales más, que ellas aceptan encantadas y animadas. Al cabo de poco, recogen el material para lavarlo y van pasando progresivamente a lavarse, quitarse las batas, guardar el material sobrante para otra ocasión y dispuestas a seguir jugando.

 

 




 

 A  raíz de este caso que he analizado de clase,  las competencias que corresponden a este caso son las siguientes:
Principalmente, identifica sus propias creencias y concepciones, pero para comprobarlo lo realiza mediante una práctica educativa y las posibilidades de juego y desarrollo a la hora de realizar una actividad en pequeño grupo, y contrastando lo que de ésta se extrae y llegando a unas conclusiones.
Por otra parte, reflexiona sobre los hechos que se han producido y obtiene sus propias conclusiones, para (en un futuro) poderlas mejorar, como proyecto de mejora.

 
 

domingo, 24 de marzo de 2013

Falsas creencias de la maestra en el caso de la observación


El caso que he reflejado en el blog trata sobre el comportamiento variado que parte de una niña, en el cual presentaba diferentes actitudes, variables y cambiantes según los días y también el estado anímico en que se encontraba la niña; unas veces aparecía contenta, otras cansada, otras no quería despedirse de los padres…. Al cabo de poco tiempo, la niña mostraba un carácter algo violento, y en cuanto la niña se sentía ofendida por algún comentario que ha hecho algún compañero o compañera mientras están jugando juntos, ella reacciona de esa manera, golpeando porque no está de acuerdo. Por otra parte, la maestra observa que a lo largo del día se van dando otros casos en que también parece ser que golpea o reacciona de mala manera. El descontrol del propio carácter de la niña le hace actuar  a sí  misma de una manera distinta a como suele ser en el entorno de clase. La maestra encuentra desconcierto hacia este hecho y no determina qué actuaciones puede llevar a cabo para tratar su actitud, qué puede hacer para tratar el caso y lograr una mejora de actitud  en la niña, tanto con ella misma como con sus compañeros de clase y demás personas que se relacionen con ella.


POSIBLES FALSAS CREENCIAS/PREJUICIOS QUE LA MAESTRA TIENE EN TORNO AL CASO
-          La maestra, cuando no tiene mucho contacto con la niña, justifica que  su comportamiento viene determinado por el de los padres, es decir, si la niña se comporta de una manera dulce o agresiva en cuanto a su entorno cuando interactúa con los otros compañeros y compañeras es porque en casa sus modelos (normalmente, los más próximos son los padres) se comportan de aquella manera: “Seguramente, en casa se comportan de esa manera, porque los niños son el reflejo de sus padres…”

-          “Ufff…¡¡¡ ya estamos de nuevo, con la mala leche que tiene la niña… ya es la cuarta vez que la castigo por pegar a sus compañeros!!! ¿No se cansa de actuar así y se pone a jugar tranquila?”. Es lo que puede pensar la maestra, quien, cansada de no poder controlar la situación, decide castigar a la niña y  que se quede un rato tranquila en el rincón. La maestra se puede sentir desbordada emocionalmente, y actúa sin pensar demasiado en las repercusiones de sus acciones, pues ha perdido el control de la situación.

-          Dado que la niña pega, la maestra no se muestra interesada en aquellos casos en que la niña no pegue, y cuando ésta acude a la maestra para consultarle algo, la maestra no hace caso a sus sugerencias y le pide que vaya a jugar, tranquila.  

-          La etiquetación que se le ponga a la niña, sobre todo si proviene de la maestra, hace que este hecho sea más ofensivo y agresivo  en cuanto a la manera que le traten sus compañeros de clase.

-          En cuanto la niña tiene algún problema y acude a la maestra, ésta no le hace caso, pues está cansada de sus comportamientos y le pide que se porte bien y vaya a jugar con los otros.

-          El hecho que los padres de la niña anuncien a la maestra que esa mañana se ha levantado de mala gana o no ha podido pegar ojo en toda la noche, hace que se refuercen las ideas que la maestra tiene sobre la niña (“Vaya por Dios… si se ha levantado de esa manera, ya veo que me dará  el día…ufff…”).

-          La maestra puede creer que su actuación, sea la que sea, es la correcta, y por consecuente, tiene todas las respuestas.

-          La maestra no permite que se produzca otro conflicto y cuando oye (sin haber presenciado la escena) que un alumno llora, directamente castiga a la niña, mientras acude a consolar al niño/a que llora. Puede creer que, evitando un conflicto, no habrá repercusiones: a menor conflicto, menos quebraderos de cabeza, pero también menos posibilidades de ofrecer un marco adecuado para resolver conflictos de manera positiva y que ello produzca un aprendizaje significativo, aumentando el conocimiento del alumno y  desarrollo cognitivo del niño.


POSIBLES ACCIONES PARA AYUDAR A LA ALUMNA CON SU CONDUCTA AGRESIVA

-           La maestra se plantea hipótesis y empieza a pensar el por qué de sus comportamientos. Contrasta la información que recopila de sus observaciones con sus compañeros de trabajo; contrasta éstas últimas con las que ha tomado nota ella misma.

-          Puede deducir que, en el entorno familiar, está pasando por alguna situación crítica que actualmente le está afectando a nivel emocional, que está teniendo bastante repercusión en ella. Por lo tanto, es importante saber si en su ámbito familiar está ocurriendo o no algún episodio que, de alguna manera, le pueda afectar a la niña.

-          Positivizarle en aquellas acciones que realice de buena manera; agradecer sus ayudas, por mínimas que sean, y premiarla con palabras agradables, besos e incluso abrazos. (“Estoy muy contenta porque has compartido las cosas con los otros compañeros y no te has enfadado ni les has pegado, ¡muy bien!”)

-          Coloquio/encuentros con las familias: aportamos conocimientos referentes a este tema. Conversaciones y charlas con los padres: damos unas guías o  pasos a seguir para que se lleve a cabo en el hogar. Seguimiento desde la escuela. Información continua entre maestro-padres.

-          Creación de un blog sobre lo acontecido, noticias relacionadas con el tema, dudas y respuestas de los profesionales en el ámbito de la educación,…. Para padres que tengan las mismas dudas o problemas.

-          Encontrar un espacio de tranquilidad, aprovechando que está jugando relajadamente, para comenzar  una charla maestra-alumna, y se dé un feedback. Que el alumno/ a se sienta relajado y comprenda que puede apoyarse y confiar en el profesor favorecerá la relación y, asimismo, su conducta agresiva irá disminuyendo poco a poco.

 
 Para este caso, hay unas cuantas competencias que tienen características en común; éstas,  según el caso que he plasmado y que hace referencia al caso de la niña Carol, sitúa principalmente a la maestra que duda de sus competencias a la hora de actuar y entablar el caso con la niña. Pues bien, la educadora en un momento identifica los puntos fuertes y  débiles en cuanto a sus capacidades formativas y profesionales; también busca en otros profesionales sus respectivas opiniones, contrastes y dudas, hasta que finalmente lleva a cabo su actuación con la niña.

Partes positivas del DAFO en el centro educativo infantil



Estos últimos años, dado que he estado trabajando en distintas escoletas de la isla, puedo decir que he observado distintas perspectivas en cuanto a DAFO se refiere, cada cual con distintas características entre ellas. Para poder describir a continuación los aspectos de éste, partiré de un centro en concreto, cuya identificación  y situación geográfica no revelaré, como es lógico, no para proteger el anonimato hacia dicha escuela, sino por  preservar el  de los niños a los que se pueda hacer alusión o no  del mismo centro.

 
Para empezar, una de las fortalezas que este centro poseía era la  cercanía y empatía que los miembros del equipo educativo establecieron desde el inicio de curso con los padres que acudían al centro con sus hijos por primera vez; es importante  que exista una vía de comunicación cercana, en la que se ofrezca confianza, seguridad  y estabilidad emocional, respeto y empatía (tanto hacia el niño como hacia los padres), sinceridad,…. Es decir, toda una serie de valores hacia los padres, cuyo contacto era diario y se le notificaban todo tipo de acontecimientos que tuvieran cabida aquel día (si por ejemplo, un niño estaba comenzando en el período de control de esfínteres y aquel día en concreto había logrado aguantar la orina hasta que acudía con la educadora en las ocasiones que iban juntos al baño, se lo decíamos a sus padres; era un gran avance hacia su autonomía personal).

Otra de las fortalezas que ofrecía el centro era el cuidado de los niños, tanto individual como colectivamente. Si en algún caso, algún niño o niña presentaba un caso de fiebre o diarrea, se les llamaba a los padres para que acudiesen a recogerle en cuanto pudiesen.

El trabajo en equipo era favorable; se realizaba una reunión cada quince días para tratar temas que eran importantes, como era la organización de los horarios en cuanto a las actividades que se llevarían a cabo, la decoración del tema que iban a tratar, (carnaval, Navidad,…. Decoración del centro, actividad colectiva en la que todos los integrantes del equipo colaborábamos y llevábamos a cabo.).También varios temas o puntos importantes para favorecer un mejor desarrollo integral en los niños; otro de los apartados importantes a tratar en dichas reuniones era, por ejemplo, cómo llevar a cabo actuaciones que siguieran la misma línea en cuanto a mordiscos, límites, controles de esfínteres, etc; las reuniones que cada tutora realizaría con los padres en cada trimestre (a principios de cada trimestre), etc.


En cuanto a las oportunidades, la ubicación del centro permitía una serie de actividades, como eran las siguientes:

-   realizar actividades propuestas de actividades: salidas o excursiones a la plaza del pueblo, a las tiendas cercanas, a los colegios próximos,….

-   Realización de actividades en el patio de la escuela; cuando hacía buen tiempo, en lugar de realizarlas en su interior, aprovechábamos la luz solar para  ubicarla en este espacio. Por otra parte, a los niños y niñas les encantaba la idea de realizarlo  allí, puesto que su espacio era más amplio y había momentos en que se podían comunicar con otros niños y niñas de otras aulas. Se mostraban más animados y con ganas de participar, aunque su grado de concentración en la actividad variaba según sus necesidades.
 
 
Sin embargo, existen otros dos aspectos negativos que también presentaban el centro educativo infantil.

 En cuanto a debilidad se refiere, existen una serie de puntos que no muchas veces se tienen en cuenta, los cuales se pueden mejorar,  y son los siguientes:          

-         Instalaciones inadecuadas: hay humedades en las paredes internas del aula (ya sea por su déficit de mantenimiento adecuado o su empeoramiento debido a su utilización y empleo a lo largo de los años, etc), el recibimiento de las familias no es adecuado, está próximo a las clases  y perturba por los ruidos que hay alrededor cuando se está realizando una reunión con los padres; la sala de psicomotricidad no presenta ventanas amplias (que a su vez son pequeñas y no permiten la total aireación de la misma sala) para que haya una buen acondicionamiento para la  renovación del aire de la sala.

-         Falta  ó escasez de recursos materiales (fungibles y no fungibles) a la hora de realizar actividades programadas del día.

 En el último apartado, que hace referencia a las amenazas, existen unos casos donde podemos apreciar esta característica:  
 
- diferencia de remuneración económica (el hecho de exceder trabajo a una persona que mantiene el mismo salario y debe hacer más horas extras por la misma cantidad de dinero).

-   Comentarios y rumores de personas ajenas al centro, que dañan la imagen del centro y tienen influencia en otras personas.

Una de las estrategias que se pueden utilizar para remediar que se dañe la imagen del centro, es la creación de un blog con la información necesaria: el equipo de profesionales que trabajan, el número de niños que acoge el centro, las actividades que se realizan, el funcionamiento del comedor y otros departamentos, qué metodología emplean, si realizan actividades extraordinarias en fechas señaladas…. Es un modo de darse a conocer y también de contrastar la información que puede dañar la imagen del centro, ofreciendo su realidad mediante este método.


 Para este artículo que habla sobre el DAFO, he creído conveniente asociar la competencia que se hace preguntas sobre el funcionamiento del centro y, mediante una reunión del equipo educativo, se ponen en común y de acuerdo todas las características que aparecen en el centro y aquellas que se pueden mejorar.

martes, 5 de marzo de 2013

Observación de un día en la escoleta


Siempre me he caracterizado por unas competencias que creo tengo a bien, como son la observación y la adecuación a mis actuaciones, acorde con lo que precisen y necesiten los niños, entre otras. La edad sobre la que voy a explicar el caso es de un aula de infantil de 2 a 3 años, y la actividad se desarrolla en una escoleta.
Hubo un tiempo en que un comportamiento de una niña, pongámosle por nombre Carol, me hizo dudar a la hora de actuar.
 A medida que transcurre el curso escolar y vas teniendo contacto con los alumnos, ya tienes unas nociones de ellos y ellas, y también ellos de ti,  y sabes en qué momento tienen sueño, el motivo de sus lloros o quejas, sabes en qué modo va a actuar y cómo interactúa o no con los compañeros, si tiene un carácter más bien tímido o es más dulce, aquel otro parece tener un talante más de líder por las actitudes que muestra,…. Aunque creo que lo mejor de todo era que, cuando un niño acudía a mi y me decía que tal otro le había dicho que era malo o mala, le respondía: “¿Y tú crees que eres malo/a?”, por lo que yo esperaba su contestación, que reflexionase sobre ello. Esto le desconcertaba al niño, y cuando respondía que no, entonces le decía que no hiciera caso a esos comentarios, porque no eran verdad. Es decir, de alguna manera, trataba de quitar hierro al asunto y tratar a los niños por igual, hablándole al grupo  y enunciándoles que no había niños ni malos ni buenos, solamente hacían cosas incorrectas, todos éramos iguales. Incluso me encontraba con padres que tenían prejuicios sobre tal niño porque habían observado que pegaba a los otros en los parques infantiles y notaban que su propio hijo/a le tenía miedo. (Pero esto lo trataremos en otro momento).
Cuando Carol venía a la escoleta por la mañana acompañada de sus padres, había veces que se mostraba cansada, otras venía animada, otras tenía una galleta en las manos que no le había dado tiempo a comer del todo, otras hacía un poco de teatro para conseguir afecto y atención de su padre o madre en aquel momento, cuyo propósito era volver con éstos y no quedarse en la escoleta…. Cada día era diferente y  nunca podía precisar qué carácter tendría en esos momentos. Carol tenía un carácter independiente, sabía lo que le gustaba y lo que no quería en todo momento, tenía una autoestima tan fuerte que no le importaba integrarse en los grupos, pues era más independiente que algunos de sus compañeros, e incluso sus ideas se anteponían a aquellos compañeros y compañeras que tenían una autoestima un poco inferior o fuese más tímido/a a la hora de exponer sus criterios o inventivas, aunque no todo el tiempo era así, y se volvía una niña dulce y agradable, que colaboraba en clase, prestaba atención y ayuda a otros compañeros, e incluso había momentos en que se podía conversar con ella sobre distintos temas y en el momento de expresarse tenía tantas ideas en la cabeza y era tal su fervor que tartamudeaba un poco, por ello yo le dejaba su tiempo para que se pudiese expresar tranquilamente y sin sentirse presionada, y continuar de esta manera una conversación amena e incluso divertida, con bromas y risas incluidas. Aprovechaba estos momentos para estrechar la relación adulta – niña - adulta. Según me contaba su madre, en su casa me mencionaba mucho, y era un orgullo para mí que me recordase con cariño.
Pues bien, llevaba días observando a Carol, sobre todo en momentos en los que ella no creía ser observada, y cuando estaba calmada y se mostraba amigable, era capaz de compartir juegos con los demás, además de tener un talante algo mandatario, seguramente por querer imponer sus juegos y reglas, y lo más extraordinario es que los demás lo aceptaban sin rechistar. Un día de estos, en que se mostraba animada, organizó un corro con unos cuantos compañeros de la clase que se fueron uniendo poco a poco a  medida que avanzaba el juego. Entonces, una de las niñas que estaba en ese mismo corro, llamémosla Marina, no le agradó mucho la idea que estaba proponiendo Carol, por tanto le dijo que no, que así no era y que la canción era de otra manera. Carol se enfureció, y en el momento que se le abalanzó para pegarle le llamé la atención porque aquello no estaba bien. Se irritó tanto que tembló de la rabia y se fue a un rincón a intentar auto consolarse. Al cabo de unos minutos, volvió al grupo. Le enuncié que si volvía a intentar pegar a algún otro compañero o compañera cuando ésta le decía que no, se sentaría un rato en el rincón de pensar y no jugaría. Me dedicó una mirada de desdén y desprecio que nunca me había hecho. Me quedé sorprendida por esa actitud, pues antes no lo había hecho conmigo. Lo que realmente le molestaba  fue el hecho de no salirse con la suya. ¿Era posible que una niña de tan corta edad albergase ese odio en su interior?
De nuevo, Carol volvió a intentar pegar a otro niño, con lo que hice lo que le dije, Carol salió del corro y se sentó. Lloró y dramatizó con la situación, haciéndose la víctima, pero tal como enuncié, se quedó en el rincón de pensar. Al poco, volvió a las andadas y esta vez alcanzó a pegar a otros niños en varias ocasiones durante el día, con lo que llegué al punto de preguntarme por qué se mostraba violenta en muchas situaciones del día y otras veces era muy amigable y dulce. Me desconcertaba su modo de actuar y ser, puesto que era independiente pero a la vez necesitaba el contacto con los demás. En esto, se lo consulté a sus padres y éstos me dijeron que la niña solía jugar mucho con sus primos que eran más mayores que ella y muchas veces copiaba actitudes de éstos. No le dieron más importancia.
Al cabo de unos días, Carol no parecía tan violenta y se fue calmando, no agredía tanto a sus compañeros e incluso éstos la llamaban para jugar juntos,  pero yo estaba alerta pues no me podía fiar. Finalmente, encontré un momento para hablar con la niña y me contaba que muchas veces estaba en casa de su abuela jugando con los primos y ella era la pequeña, por tanto deduje que se sentía manipulada por los mayores, y una manera de canalizar aquello lo reproducía con los compañeros de aula. Estuve charlando con ella y le dije que cómo creía que se sentirían los compañeros si ella hacía lo mismo con ellos. En un momento, Carol estuvo pensando, bajó su mirada y no dijo nada. Al momento se fue a jugar, pero creo que aquello le hizo pensar un poco, pues a continuación no mostró una actitud agresiva o de liderazgo.

 COMPETENCIAS: las competencias que he seleccionado para este caso son la 2.G, y la 3. C; en un principio, la primera competencia me lleva a pensar sobre los errores, investigando sobre la posible causa del problema, para más tarde buscar maneras de mejorar la actuación profesional, ya sea mediante el equipo educativo, las charlas coloquiales con los padres, libros  que se hable sobre el mencinado tema o programas relacionados.
La segunda competencia tiene que ver con la contrastación de la información que recibe la maestra y  que lo pone en práctica.

viernes, 1 de marzo de 2013

Valoración de mis competencias


 


En el mundo de la educación infantil, las metodologías suelen estar basadas en las experimentaciones de las actividades programadas durante el curso, en las que el niño/a va experimentando; mediante la interacción con los elementos que le rodea, va aprendiendo características de éstos y, así mismo, creando sus propios conocimientos. Es imprescindible partir de la creación de hábitos en el niño/niña, de manera que poco a poco va obteniendo un mejor conocimiento de sí mismo, sus capacidades, sus posibilidades, sus logros….

Basándonos en las competencias de Perrenoud, cuando dice Implicar a los alumnos en sus aprendizajes y en su trabajo”   se refiere a que los niños se vean inmersos en estas tareas y sean personas activas, pues las actividades parten de ellos.
Para que se pueda llevar a cabo situaciones de aprendizaje, es importante saber qué queremos enseñar y una vez dado este paso, elaborar una serie de objetivos, junto con sus contenidos, procedimientos y actividades que proponemos para llevarlo a cabo.



Según esta competencia del autor Perrenoud, se deben “conocer a través de una disciplina determinada, los contenidos que hay que enseñar, (…) trabajar a partir de los errores y los obstáculos. Construir y planificar dispositivos y secuencias didácticas.”

Para que se pueda llevar a cabo situaciones de aprendizaje, es importante saber qué queremos enseñar y una vez dado este paso, elaborar una serie de objetivos, junto con sus contenidos, procedimientos y actividades que proponemos para llevarlo a cabo.
Esto es lo que se llama programación de aula, en el que cada año, los maestros tutores del aula realizan una preparación antes de llevarla a cabo; a partir de aquí, se hace partícipe a todos los miembros docentes del centro. Hasta hace un par de años, en las escoletas infantiles públicas en las que yo he trabajado, en una misma aula, estaban dos educadoras en cada una de las aulas,  y, dentro de una de  sus funciones, antes de empezar el curso, se reunía el personal del centro y se realizaban reuniones, en las que cada pareja educativa de aula decidía y concretaba qué objetivos y contenidos se trabajarían durante cada uno de los  trimestres, y de igual modo, también se pensaba en las actividades que se llevarían a cabo en su aula con los alumnos y alumnas; por otra parte, también se decidía con el equipo educativo aquellas que se fuesen a trabajar durante el año en un tiempo en concreto todos juntos (tales como: Navidad, Semana Santa, los días de aniversario de los alumnos y alumnas, la primavera, el verano…..) y durante el año eran múltiples los trabajos que surgían de las aulas, así como su cumplimiento en las actividades, etc. Por supuesto, había momentos en que, en algunas propuestas de actividades, por ejemplo: una propuesta de psicomotricidad, que daba pie a otras actividades que surgían espontáneamente de los niños y las tutoras nos asombramos de sus progresivos avances, tanto motor como en diferentes niveles, aunque se notaba más  en la parte que corresponde al  lenguaje, puesto que había niños que en un primer trimestre apenas hablaban y al comienzo del segundo eran grandes conversadores de cuanto le había acontecido en aquel corto espacio de tiempo. Todo espacio es motivo de aprendizaje y cada momento también, y una de las técnicas que más empleábamos era la observación y la escucha activa hacia los alumnos y alumnas, pues si nos mostrábamos receptivas a ello, era más fácil el hecho de entender mejor al niño y satisfacer sus necesidades en aquel momento, con lo cual el feedback  de esta relación se fortalecía y ambos bandos colaborábamos positivamente hacia un mejor aprendizaje. Por supuesto, también debo decir que, al faltar la pareja educativa, con la cual adecuar el espacio, material, la temporalización de las actividades, repartición en los papeles y las tareas educativas…. Resulta agotador y laborioso el hecho de dirigir las necesidades que puedan tener en aquel momento y que surja un imprevisto o urgencia. 

Para poder organizar las actividades y que con ellas los niños vayan poco a poco construyendo sus propios conocimientos, se debe partir de la creación de hábitos, los cuales se trabajan a diario; éstos favorecen la integración general del niño, favorece su autoestima, su identidad, potencia su progresiva independencia y a su vez va teniendo sus propias ideas y se va conformando su personalidad…. Por ejemplo, en la adquisición de hábitos, se trabajan todos los días de manera rutinaria, en el mismo espacio-tiempo  y de la misma manera: antes de irnos a comer nos lavamos las manos y hacemos nuestras necesidades en el baño, después de comer nos lavamos las manos,…. Saben que después de emplear unos pinceles y haber estado pintando éstos se deben limpiar para un próximo uso y conservación, etc. Con el paso del tiempo, las tienen tan interiorizadas que de las rutinas han creado hábitos y sienten la necesidad de hacerlo por sí mismos. Debemos darles ese espacio de tiempo y necesidad para que se sientan autónomos y válidos en la realización de tareas cotidianas, que muchas veces, ya sea por el horario impuesto de la escuela u otro tipo de factores, no les ofrecemos a los niños; un ejemplo de ello es la hora de comer.

Muchas veces, ocurre que el profesor  no solamente debe propone actividades y espacio donde se puede ofrecer al alumnado un tipo de aprendizaje, tanto individual como colectivamente, sino que en ocasiones el alumno/a muestra unas dificultades que el maestro debe averiguar a qué son debidas; la observación en distintos momentos del día puede determinar o deducir a qué puede ser debido, adaptándose a sus necesidades del momento. En las escoletas, lo que hacíamos era trabajar las actividades colectivamente, en gran grupo, y después había veces que hacíamos pequeños grupos, en los que una mitad se iba a realizar una actividad (por ejemplo, psicomotricidad) y la otra mitad se quedaba en clase realizando otra actividad programada del día. De esta forma era más sencillo el hecho de estar más estrechamente con ellos y en sus peticiones, y también detectar y poder trabajar más adecuadamente con niños que presentasen dificultades. Dependiendo de las actitudes de los niños, había quienes eran más cooperativos en las actividades y otros se mostraban menos receptivos y con ganas de no tener contacto social con ninguno de sus compañeros, y por tanto se centraba más en su actividad. También resultaba enriquecedor y más propicio el hecho que entre ellos, de manera espontánea, se comunicasen sin que tuviésemos que intervenir en ningún momento.

COMPETENCIAS QUE CONSIDERO IMPORTANTES:
 
1. Es autónomo en el aprendizaje.
1.1. Relexiona sobre sus errores y busca manera de mejorar su actuación profesional.

Ambas me parecen interesantes y considero que tienen el mismo grado de importancia:

 Por un lado, cuando se empieza por primera vez a trabajar con niños, sin experiencia previa, las competencias que queremos desarrollar  se han de adaptar a ellos y por otra, a medida que vamos teniendo más grado de experiencia, más vamos obteniendo, y vamos adquiriendo mayor grado experimental y mejorando nuestra actuación profesional.
 
PROPUESTAS PARA MEJORAR MI TRABAJO

-          buscar más información complementaria que me ayude en mi formación

-          crear un rincón para consultar dudas con los alumnos/as

-          tener más confianza en mis posibilidades sin sentirme presionada por  si estoy haciendo algo bien o no.

-          entablar más  dinámicas y conversaciones con el equipo educativo


He escogido la competencia 2.a porque he identificado mis puntos débiles pero al mismo tiempo la fortaleza o propuesta para mejorar en las próximas propuestas.