En el mundo de la educación infantil, las metodologías
suelen estar basadas en las experimentaciones de las actividades programadas
durante el curso, en las que el niño/a va experimentando; mediante la
interacción con los elementos que le rodea, va aprendiendo características de
éstos y, así mismo, creando sus propios conocimientos. Es imprescindible partir
de la creación de hábitos en el niño/niña, de manera que poco a poco va
obteniendo un mejor conocimiento de sí mismo, sus capacidades, sus
posibilidades, sus logros….
Basándonos en las competencias de Perrenoud,
cuando dice “Implicar a los alumnos
en sus aprendizajes y en su trabajo” se
refiere a que los niños se vean inmersos en estas tareas y sean personas
activas, pues las actividades parten de ellos.
Para que se pueda llevar a cabo situaciones de
aprendizaje, es importante saber qué queremos enseñar y una vez dado este paso,
elaborar una serie de objetivos, junto con sus contenidos, procedimientos y actividades
que proponemos para llevarlo a cabo.
Según esta competencia del autor Perrenoud,
se deben “conocer a través de una
disciplina determinada, los contenidos que hay que enseñar, (…) trabajar a partir
de los errores y los obstáculos. Construir y planificar dispositivos y
secuencias didácticas.”
Para que se pueda llevar a cabo situaciones de
aprendizaje, es importante saber qué queremos enseñar y una vez dado este paso,
elaborar una serie de objetivos, junto con sus contenidos, procedimientos y
actividades que proponemos para llevarlo a cabo.
Esto es lo que se llama programación de aula, en el que cada año, los
maestros tutores del aula realizan una preparación antes de llevarla a cabo; a
partir de aquí, se hace partícipe a todos los miembros docentes del centro. Hasta
hace un par de años, en las escoletas infantiles públicas en las que yo he
trabajado, en una misma aula, estaban dos educadoras en cada una de las aulas, y, dentro de una de sus funciones, antes de empezar el curso, se
reunía el personal del centro y se realizaban reuniones, en las que cada pareja
educativa de aula decidía y concretaba qué objetivos y contenidos se trabajarían
durante cada uno de los trimestres, y de
igual modo, también se pensaba en las actividades que se llevarían a cabo en su
aula con los alumnos y alumnas; por otra parte, también se decidía con el
equipo educativo aquellas que se fuesen a trabajar durante el año en un tiempo
en concreto todos juntos (tales como: Navidad, Semana Santa, los días de
aniversario de los alumnos y alumnas, la primavera, el verano…..) y durante el
año eran múltiples los trabajos que surgían de las aulas, así como su
cumplimiento en las actividades, etc. Por supuesto, había momentos en que, en
algunas propuestas de actividades, por ejemplo: una propuesta de
psicomotricidad, que daba pie a otras actividades que surgían espontáneamente
de los niños y las tutoras nos asombramos de sus progresivos avances, tanto
motor como en diferentes niveles, aunque se notaba más en la parte que corresponde al lenguaje, puesto que había niños que en un
primer trimestre apenas hablaban y al comienzo del segundo eran grandes
conversadores de cuanto le había acontecido en aquel corto espacio de tiempo.
Todo espacio es motivo de aprendizaje y cada momento también, y una de las
técnicas que más empleábamos era la observación y la escucha activa hacia los
alumnos y alumnas, pues si nos mostrábamos receptivas a ello, era más fácil el
hecho de entender mejor al niño y satisfacer sus necesidades en aquel momento,
con lo cual el feedback de esta relación
se fortalecía y ambos bandos colaborábamos positivamente hacia un mejor
aprendizaje. Por supuesto, también debo decir que, al faltar la pareja
educativa, con la cual adecuar el espacio, material, la temporalización de las
actividades, repartición en los papeles y las tareas educativas…. Resulta agotador
y laborioso el hecho de dirigir las necesidades que puedan tener en aquel
momento y que surja un imprevisto o urgencia.
Para poder organizar las actividades y que con ellas los niños vayan poco a poco construyendo sus propios conocimientos, se debe partir de la creación de hábitos, los cuales se trabajan a diario; éstos favorecen la integración general del niño, favorece su autoestima, su identidad, potencia su progresiva independencia y a su vez va teniendo sus propias ideas y se va conformando su personalidad…. Por ejemplo, en la adquisición de hábitos, se trabajan todos los días de manera rutinaria, en el mismo espacio-tiempo y de la misma manera: antes de irnos a comer nos lavamos las manos y hacemos nuestras necesidades en el baño, después de comer nos lavamos las manos,…. Saben que después de emplear unos pinceles y haber estado pintando éstos se deben limpiar para un próximo uso y conservación, etc. Con el paso del tiempo, las tienen tan interiorizadas que de las rutinas han creado hábitos y sienten la necesidad de hacerlo por sí mismos. Debemos darles ese espacio de tiempo y necesidad para que se sientan autónomos y válidos en la realización de tareas cotidianas, que muchas veces, ya sea por el horario impuesto de la escuela u otro tipo de factores, no les ofrecemos a los niños; un ejemplo de ello es la hora de comer.
Muchas veces, ocurre que el profesor no solamente debe propone actividades y espacio donde se puede ofrecer al alumnado un tipo de aprendizaje, tanto individual como colectivamente, sino que en ocasiones el alumno/a muestra unas dificultades que el maestro debe averiguar a qué son debidas; la observación en distintos momentos del día puede determinar o deducir a qué puede ser debido, adaptándose a sus necesidades del momento. En las escoletas, lo que hacíamos era trabajar las actividades colectivamente, en gran grupo, y después había veces que hacíamos pequeños grupos, en los que una mitad se iba a realizar una actividad (por ejemplo, psicomotricidad) y la otra mitad se quedaba en clase realizando otra actividad programada del día. De esta forma era más sencillo el hecho de estar más estrechamente con ellos y en sus peticiones, y también detectar y poder trabajar más adecuadamente con niños que presentasen dificultades. Dependiendo de las actitudes de los niños, había quienes eran más cooperativos en las actividades y otros se mostraban menos receptivos y con ganas de no tener contacto social con ninguno de sus compañeros, y por tanto se centraba más en su actividad. También resultaba enriquecedor y más propicio el hecho que entre ellos, de manera espontánea, se comunicasen sin que tuviésemos que intervenir en ningún momento.
COMPETENCIAS
QUE CONSIDERO IMPORTANTES:
1.1. Relexiona sobre sus errores y busca manera de
mejorar su actuación profesional.
Ambas me parecen interesantes y considero que tienen el mismo grado de importancia:
PROPUESTAS PARA MEJORAR MI TRABAJO
-
buscar más
información complementaria que me ayude en mi formación
-
crear un rincón
para consultar dudas con los alumnos/as
-
tener más
confianza en mis posibilidades sin sentirme presionada por si estoy haciendo algo bien o no.
-
entablar
más dinámicas y conversaciones con el
equipo educativo
He escogido la competencia 2.a porque he identificado
mis puntos débiles pero al mismo tiempo la fortaleza o propuesta para mejorar
en las próximas propuestas.
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