jueves, 2 de mayo de 2013

Dossier de las buenas prácticas


En esta ocasión, he podido observar las prácticas que se han realizado en otras escuelas infantiles, de las cuales voy a explicar aquellas que me han gustado.

En primer lugar, considero que los niños aprenden jugando, y es mediante el juego que van aprendiendo cosas, y de un modo u otro se va desarrollando con estos conocimientos. Pues bien, la primera práctica educativa que me ha llamado la atención ha sido una en que se llama “ Intercanvi d’experiències” Las cajas de experimentación”.

Los materiales que se ofrecen a los niños y niñas  son propicios para que ellos puedan experimentar; arena, harina, azúcar, sal, papillas en polvo…. Todos tienen características similares (granulados) y a medida que ellos van manipulando, van conociendo las peculiaridades y características de éstos. También es un material que, al igual que el agua, les fomenta el trabajar la lógica matemática, dado que el material que coloca en un recipiente pesa más que si lo lleva vacío, luego llenan, vacían en otros recipientes, cogen,  dejan, comparten con otros compañeros, prueban su sabor, hablan mientras hacen cosas, ….. Es un momento para compartir  impresiones también con el adulto. Normalmente, estas actividades se trabajan en pequeño grupo, aunque se puede hacer también en gran grupo (se puede hacer si se sientan en grupitos de 4 alumnos por mesa, de manera que la maestra pueda atender a todos). Con esta práctica se favorecen las relaciones, se comparte la actividad que se está realizando, etc.

Otra de las prácticas que creo acertada es una en la que los niños tienen sed y van a beber. Se titula: “Poder anar a beure aigua”. Los niños y niñas tienen libertad para ir, siempre que tengan sed. Encuentro óptimo el hecho de hacer a los niños más autónomos y no tener que depender tanto del adulto, poder ir hacia el rincón con absoluta normalidad, etc.
La escena es la siguiente: en una bandeja de plástico, hay depositadas vasos de cristal (vueltos hacia abajo), una jarra de cristal (que contiene agua) y una pequeña toalla, doblada dentro de la misma.

La cosa empieza cuando un niño quiere beber porque tiene sed, por lo que tranquilamente, se coge un vaso que hay en la bandeja, después coge la jarra de cristal y (mientras un compañero lo observa, quien también ha acudido a este rincón porque tiene sed), llena y llena su vaso, tan concentrado está que el agua rebasa la superficie total del vaso y, tranquilamente, el  niño coge una toalla que hay depositada en la bandeja y limpia el agua que se ha derramado. Mientras tanto, su compañero coge la jarra y sigue el mismo proceso que su compañero, de modo que alguien más coge la jarra, así hasta varios compañeros que también tienen sed y se echan agua en sus respectivos vasos.

Ésta me ha parecido una práctica muy  positiva para fomentar la autonomía de los niños, los que realizan las acciones libremente y sin ser  ordenados por el adulto. Tienen la capacidad de ser ellos mismos quienes decidan tener sed y usar las herramientas para saciarla.

Una tercera práctica que también me ha gustado es una que se titula: “Treball en equip”

En esta práctica, hay una serie de fotografías que nos muestran unas imágenes de unos niños que están subidos en una bicicleta, y un tercer compañero les empuja para que vayan hacia adelante.
En otra imagen, se aprecia a una pareja de niños cogidos compartiendo un paraguas para no mojarse, caminando por una zona que parece ser el patio, y  se dirigen a una casita de juguete
 
 Me parece que es una buena práctica porque se van potenciando en los pequeños los valores de compañerismo, empatía, cooperación, respeto, turnos en el  juego (ahora tú empujas y luego yo,…),…. Da la sensación que trabajan en equipo de forma tranquila y relajada, respetándose cada momento.
Resulta muy emotivo observar estas prácticas que suelen ocurrir en momentos espontáneos de juegos, donde los niños y niñas de estas edades han pasado la etapa del egocentrismo y comienzan a ponerse en el lugar del otro, comparten cosas, se hacen los primeros amiguitos en sus vidas…. Y resulta muy enriquecedor y estimulador para ellos  todo lo que acontece en el aula cuando hay compañeros que también están a gusto con otros niños y niñas.

Al crear los espacios para potenciar que estas situaciones se produzcan y se vayan estableciendo relaciones positivas entre los niños y niñas del aula, además del respeto y  la manera que el adulto entable con los alumnos/as, es beneficioso para todos que haya material suficiente y atractivo a la vista para que todos puedan participar de ello y el espacio suficiente para que puedan jugar  y desplazarse por el mismo, respetándose los espacios que cada niño/niña o grupitos puedan crear.

Cuando realicen la asamblea, por ejemplo, la maestra puede apuntar una acción positiva de relaciones que se hayan sucedido en este espacio entre compañeros y comentarlo entre todos: “Hoy  Flor  ha dejado un rato la bicicleta a Nana y cuando Sol ha visto que ella subía a la bici, le ha empujado como si fuera un coche de carreras y corrían por el patio, ¿os ha gustado? Muy bien por haber compartido sin pelear”.

Puede ser que esto no pase mucho y cuando sucede la maestra lo valora muy positivamente, lo refuerza con la palabra o gestos cariñosos hacia los mismos protagonistas de las pequeñas historias que suceden diariamente, a veces escasamente y otras asiduamente.


En cuanto a las competencias, en este caso creo conveniente emplear aquellas que van referidas a las reflexiones de estas prácticas, que me han hecho ver otro punto de vista, y así mismo reflexionar sobre mi propio aprendizaje, llegando a varias conclusiones y contrastando lo que se hace en sus rutinas diarias.

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