En esta ocasión, he podido observar las prácticas que se
han realizado en otras escuelas infantiles, de las cuales voy a explicar
aquellas que me han gustado.
En primer lugar, considero que los niños aprenden
jugando, y es mediante el juego que van aprendiendo cosas, y de un modo u otro
se va desarrollando con estos conocimientos. Pues bien, la primera práctica
educativa que me ha llamado la atención ha sido una en que se llama “
Intercanvi d’experiències” Las cajas de experimentación”.
Los materiales que se ofrecen a los niños y niñas son propicios para que ellos puedan experimentar;
arena, harina, azúcar, sal, papillas en polvo…. Todos tienen características
similares (granulados) y a medida que ellos van manipulando, van conociendo las
peculiaridades y características de éstos. También es un material que, al igual
que el agua, les fomenta el trabajar la lógica matemática, dado que el material
que coloca en un recipiente pesa más que si lo lleva vacío, luego llenan, vacían
en otros recipientes, cogen, dejan,
comparten con otros compañeros, prueban su sabor, hablan mientras hacen cosas,
….. Es un momento para compartir impresiones también con el adulto.
Normalmente, estas actividades se trabajan en pequeño grupo, aunque se puede
hacer también en gran grupo (se puede hacer si se sientan en grupitos de 4
alumnos por mesa, de manera que la maestra pueda atender a todos). Con esta
práctica se favorecen las relaciones, se comparte la actividad que se está
realizando, etc.
Otra de las prácticas que creo acertada es una en la que
los niños tienen sed y van a beber. Se titula: “Poder anar a beure aigua”.
Los niños y niñas tienen libertad para ir, siempre que tengan sed. Encuentro
óptimo el hecho de hacer a los niños más autónomos y no tener que depender
tanto del adulto, poder ir hacia el rincón con absoluta normalidad, etc.
La escena es la siguiente: en una bandeja de plástico,
hay depositadas vasos de cristal (vueltos hacia abajo), una jarra de cristal
(que contiene agua) y una pequeña toalla, doblada dentro de la misma.
La cosa empieza cuando un niño quiere beber porque tiene
sed, por lo que tranquilamente, se coge un vaso que hay en la bandeja, después
coge la jarra de cristal y (mientras un compañero lo observa, quien también ha
acudido a este rincón porque tiene sed), llena y llena su vaso, tan concentrado
está que el agua rebasa la superficie total del vaso y, tranquilamente, el niño coge una toalla que hay depositada en la
bandeja y limpia el agua que se ha derramado. Mientras tanto, su compañero coge
la jarra y sigue el mismo proceso que su compañero, de modo que alguien más
coge la jarra, así hasta varios compañeros que también tienen sed y se echan
agua en sus respectivos vasos.
Ésta me ha parecido una práctica muy positiva para fomentar la autonomía de los
niños, los que realizan las acciones libremente y sin ser ordenados por el adulto. Tienen la capacidad
de ser ellos mismos quienes decidan tener sed y usar las herramientas para
saciarla.
Una tercera práctica que también me ha gustado es una que se titula: “Treball en equip”
En esta práctica, hay una serie de fotografías que nos
muestran unas imágenes de unos niños que están subidos en una bicicleta, y un
tercer compañero les empuja para que vayan hacia adelante.
En otra imagen, se aprecia a una pareja de niños cogidos
compartiendo un paraguas para no mojarse, caminando por una zona que parece ser
el patio, y se dirigen a una casita de
juguete
Me parece que es
una buena práctica porque se van potenciando en los pequeños los valores de
compañerismo, empatía, cooperación, respeto, turnos en el juego (ahora tú empujas y luego yo,…),…. Da
la sensación que trabajan en equipo de forma tranquila y relajada, respetándose
cada momento.
Resulta muy emotivo observar estas prácticas que suelen
ocurrir en momentos espontáneos de juegos, donde los niños y niñas de estas
edades han pasado la etapa del egocentrismo y comienzan a ponerse en el lugar
del otro, comparten cosas, se hacen los primeros amiguitos en sus vidas…. Y
resulta muy enriquecedor y estimulador para ellos todo lo que acontece en el aula cuando hay
compañeros que también están a gusto con otros niños y niñas.
Al crear los espacios para potenciar que estas
situaciones se produzcan y se vayan estableciendo relaciones positivas entre
los niños y niñas del aula, además del respeto y la manera que el adulto entable con los
alumnos/as, es beneficioso para todos que haya material suficiente y atractivo
a la vista para que todos puedan participar de ello y el espacio suficiente
para que puedan jugar y desplazarse por
el mismo, respetándose los espacios que cada niño/niña o grupitos puedan crear.
Cuando realicen la asamblea, por ejemplo, la maestra
puede apuntar una acción positiva de relaciones que se hayan sucedido en este
espacio entre compañeros y comentarlo entre todos: “Hoy Flor ha dejado un rato la bicicleta a Nana y cuando
Sol ha visto que ella subía a la bici, le ha empujado como si fuera un coche de
carreras y corrían por el patio, ¿os ha gustado? Muy bien por haber compartido
sin pelear”.
Puede ser que esto no pase mucho y cuando sucede la
maestra lo valora muy positivamente, lo refuerza con la palabra o gestos
cariñosos hacia los mismos protagonistas de las pequeñas historias que suceden
diariamente, a veces escasamente y otras asiduamente.
En
cuanto a las competencias, en este
caso creo conveniente emplear aquellas que van referidas a las reflexiones de
estas prácticas, que me han hecho ver otro punto de vista, y así mismo
reflexionar sobre mi propio aprendizaje, llegando a varias conclusiones y
contrastando lo que se hace en sus rutinas diarias.
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